Héroe ¡qué bonita
palabra! Tanto tiempo siendo un ser mundano y ahora resulta que por culpa de un
virus, metemeencuerpos, soy uno de ellos. Uno de los elegidos para la acción y
el sacrificio, uno de los más admirados del momento. Hasta la rancia de la
vecina del cuarto me saludo en la escalera la última vez que nos cruzamos, eso
sí desde una distancia considerable y llevando ambos nuestras mascaras de
bandoleros, cómo las llama mi hija pequeña. Hace casi un mes que no me atrevo a
abrazarla, ni a tocarle ni un pelo. Ella, su hermano y mi mujer son lo más
importante para mí. Pero he de jugármela todos los días; salir a la calle,
cuando la mayoría quisieran hacerlo y no pueden. No me importa caer enfermo, a
pesar de ello tengo miedo, no quiero que por mi culpa se contagien los míos,
que engañan al tiempo juntos, en un piso de apenas ochenta metros. Aunque sí,
por otra parte sé que estoy haciendo una labor importante, y no porque ahora
resulte obvio para todos, si no porque lo es, y durante estas semanas ha
quedado claro.
Quizá te preguntes cuál
es mi profesión, podría ser...Cualquiera, aunque no ha sido una de las más
aplaudidas en las salidas a los balcones. Yo de carrera tengo la carretera y un
traje de superhéroe un tanto especial: traje azul de camisa y pantalones con
bolsillo grande sobre las perneras, botas de seguridad y un chaleco amarillo
con sus franjas color plata reflectante para resaltar, cómo es debido y
necesario, entre los comunes. Los de mi gremio comandamos los vehículos más
temidos de las vías terrestres, tanto por su tamaño, cómo por su velocidad qué contrariando
las leyes de lo deducible, es la menor entre los usuarios que transitan las áreas
de asfalto. Por nuestra seguridad, por la de ellos. A menudo nos encontramos
con muchos desequilibrados, que trastornan la correcta circulación; entonces
procuramos que los guardas de lo civil les caigan encima, que los castiguen. Nosotros
más que ningunos tenemos que cumplir las normas y por eso mismo queremos que
sean respetadas. Y hablando de respeto, la gente que sigue al pie del cañón, últimamente
está muy irascible, las cargas se espacian, los pedidos se retrasan y hay quien
trabajo escondido, como en una especie de resistencia, pero en este caso
contraproducente para la gran mayoría. Hay muchos con una venda en los ojos en
vez de llevar mascarilla.
Yo por mi parte me armo
de paciencia, intento empatizar, hacer mi labor lo mejor posible, pero la
verdad, estoy deseando que termine la jornada para ir a casa. Ya no necesito
salidas, tengo todo lo que quiero en el hogar.
De vez en cuando la
madre naturaleza también necesita un descanso, hasta de mí.
#NuestrosHéroes #Zenda
#NuestrosHéroes #Zenda
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