Las Rosas
Somos catorce rosas, cada una con su aroma, con su forma de escribir. Nos
respalda lo aprendido en los cientos de libros que leímos entre todas. A lo
largo de nuestra vida hemos estado inmersas en mil situaciones, quizá fuera de
nuestro alcance, gracias a estos. Pero lo que ahora estamos viviendo es una
realidad tan hermosa como tangible. Formamos un equipo eficaz y bien
avenido, que cumple sin miedo las consignas del Mundial de escritura. Este
se organiza en Argentina, promovido por un escritor visionario, que
gestiona una escuela de variopintos talleres literarios.
Durante quince días hemos estado participando en el @mundialdeescritura.
Trece textos creamos, de mínimo 3000 caracteres y máximo 4500. Hemos: escrito
un email para luego no mandarlo; vaciado una casa de recuerdos; mostrado
derrotas; elegido cinco libros y luego nos quedamos con uno solo de ellos; un
hecho nos ha impactado; dirigimos de forma apresurada nuestros pasos a un lugar para
detenernos en brusco y cambiar nuestra vida; nos descubrimos a través de
nuestros gestos, escribimos un diálogo a tres donde uno andaba descolocado;
explicamos el porqué de la ruptura de una pareja; inventamos tres libros de
autoayuda; viajamos entre tiempos y nos valimos de la enumeración para contar
una historia. Sin embargo lo más hermoso de la experiencia ha sido compartir
todos esos momentos con mis trece rosas.
La Buena Suerte y Rosa Montero, nuestra madrina
intelectual, nos unieron.
Mis compañeras y yo nos encontramos gracias a la generosidad de esta
gran mujer, periodista y escritora, que en los primeros tiempos de pandemia nos
aportó ilusión con sus charlas en Facebook. A las siete de la tarde, todos los
miércoles y sábados de las semanas de encierro. Fuimos miles los
que la acompañamos, y nos dejamos aconsejar por su voz cargada de experiencia.
Unos días nos hablaba de variados escritores, de sus logros. Otros nos hacían
partícipes de los secretos de sus obras e, incluso, de sus intimidades.
Personas con sus valores, la verdad, hay pocas. Hasta nos
sugirió ejercicios a cumplir, que como abejas laboriosas, muchas de nosotras
nos lanzamos a ejecutar. Con su ayuda los escritos parecían inspirados por
musas, llegaban en forma de epifanía, se apoderaba de nuestra consciente inconsciencia.
Por eso la acogimos entusiasmadas como nuestra entrenadora personal. Aunque
estando ella siempre tan ajetreada, no queremos abusar, y hemos nombrado
como segunda entrenadora a la encargada de nuestro taller de letras. La
detective Naranjo es una mujer de innumerables recursos, que ha viajado
por todo el mundo y comprende a la perfección nuestra singular naturaleza. Cada
una, aparte de ser de su casa, es de una ciudad distinta, no obstante algunas
coincidimos en autonomía y país. Las hay de Brasil, Argentina, México, Francia
y España.
Empezamos nuestro recorrido en común con la publicación de En cuentos con
rosa, una antología en dos volúmenes, Carmín y Chocolate, que reúne ciento
sesenta y ocho relatos protagonizados por dos personajes; un antisocial
obsesionado con las palomas y una seductora mujer que se pinta los labios de
rojo, se arregla el pelo y se echa a dormir. Empero de entre esos desiguales
textos sobresalieron treinta que fueron elegidos en un concurso ideado por nuestra
hada mágica, Maru San Martín, escritora y periodista mexicana, que a día de hoy nos
sigue apoyando y financiando de manera totalmente desinteresada. El resultado
de esa nueva aventura fue Labios rojos, chocolate y una rosa.
Las regalías de
ambas obras están destinadas a las ONG: ACNUR y FAMILIES4PEACE.
Escribimos por
el mero placer de imaginar otras realidades, de crear nuevas esferas diegéticas. Nuestro trabajo consiste en ser unas mentirosas, bien creíbles.
En dos jornadas se conocerá el nombre de la campeona, vencedor del Mundial
y yo apuesto por mis rosas, porque, sin duda alguna, siento que hemos alcanzado
la gloria. ¡Somos autoras consumadas!
#Zenda #SueñosdeGloria.