sábado, 8 de diciembre de 2018

UN SECRETO CON RIMAS





 


La amona se empeñó en ponerme Mari por nombre, aunque mi ama no estaba muy de acuerdo. Dice que es mejor dejar el pasado en paz. Quizá, sea porque  mi familia esconde desde antaño un secreto. A mí me han ido dosificando las pistas sobre este, desde que tengo uso de razón. Pero me estoy hartando, necesito respuestas, y ya. Por eso he decidido visitar el caserío familiar, aquí seguro que podré montar mejor el puzle que llevo dibujado, a medias dentro, en  mi cabeza.
En esta casa nunca se habló de política, ni nacionalismos, al menos delante mío. Aunque he de decir que la Ikurriña preside el salón principal, y esta es  mi primera pista; por pura deducción. «Rojo, verde y blanco, son los colores de Vasconia. Así trepando por los escalones, te remito yo, al más allá del pasado de esta historia».
Subo las escaleras a gatas en busca de algún detalle que me lleve al tiempo adecuado, y, descubro para mi sorpresa, un destacamento de soldados romanos, que me sirven de guías. Tallados en la base de los barrotes de madera de la baranda, todos ellos de un diminuto e insultante tamaño. Se encuentran situados en el sector izquierdo de la ascensión. Justo me indican el camino a la vieja biblioteca del aitona, donde todos los libros que podemos encontrar en ella están escritos en vasco. Ese hecho me hace pensar que esta es la segunda pista: «En tiempos de la romanización, eran más las conveniencias que la resistencia, a pesar de tener una lengua autóctona  más antigua que el latín. Extrajimos plata por salario. Obtuvimos moneda por botín».
Esta vez sí que me lo dejaron fácil. Está claro que tengo que ir al despacho  y rebuscar entre los cajones. Creo recordar que la amona escondió en uno de ellos la colección de monedas antiguas de la familia. ¡A ver! En este lado no, en aquel tampoco. Pues no queda otra, ha de ser en el central. ¡Bingo! Aquí está la cajita dorada, reliquia donde las haya. Solo con verla me vienen a la cabeza todos los cuentos que me contaba el aita de pequeña. Tenía que pagarle cada sesión de narración con una de estas monedas, sólo que él me las decía antes, para que así yo eligiera una. De ese modo podía ir escogiendo una historia especial para la ocasión. Casi todas guardaban una moraleja, pero en particular, me acuerdo de la última que me contó. Aunque no supiéramos en aquel momento que así fuera. Nunca acabé de entender la moraleja  que la acompañaba. Pero puede ser que ahora si le encuentre sentido. Sin duda es la tercera pista: «Quién cae en un pozo no debe trepar,  otro camino ha  de buscar. Las piedras del final de la senda todo lo van a explicar».
Queda claro el camino. Hacia el pozo que voy. Ahora solo tengo que bajar por él con cuidado. Pero primero que nada quiero asegurarme de tener cobertura con en el móvil, no quiero quedarme incomunicada ahí abajo, puede que luego no pueda subir tan alegremente como se debería. Sino porque se me incita a tirarme como aquel que dice de cabeza a un pozo. ¡Bueno creo que estoy desvariando un poco! Deben ser los nervios, los lugares oscuros y pequeños no me gustan nada. Espero que los dos meses de prácticas de escalada me sirvan para algo, aunque deben haber sido olvidadas por mis reflejos motores; porque  hace como dos años que las realicé. Paso a paso, apoyo bien, ya casi estoy. Por lo menos me he distraído pensando, socorridamente, en los atributos del instructor de trekking; qué buenorro estaba. ¡Uff! Toco fondo. ¡Seré tonta, necesito una linterna! Menos mal que los móviles de hoy en día sirven para todo, y que  llevo en la mochila una batería para poder recargarlo. ¡Anda si realmente si hay una senda; no me lo puedo creer! Cada vez se estrecha más, pero creo ver una luz al fondo. He llegado y yo solita, ¡qué valiente que soy! Va siendo hora de saber cuál es el gran misterio que me han estado escondiendo. Pero no veo ningunas piedras, ¿qué pasa aquí? Algo no cuadra. ¡Es verdad! Me hicieron memorizar una pista más: «Las aguas te servirán de velo. Si quieres leer te tendrás que mojar».
Eso querrá decir que debo cruzar los casi translúcidos torrentes de agua, que atraviesan la cueva, en su extremo más  cercano a la salida; supongo. ¡A mojarse se ha dicho! Qué rápido fue. Y ahora sí, aquí están las piedras, aunque más parecen las tablillas de Moisés, ¡qué lástima que nadie haya oído el chiste! Siempre me pasa igual con la poca gracia que tengo y la desperdicio en los peores momentos. ¡Lee, niña, lee!: «No le des nunca la espalda, ni le robes sus enseres. Le debes un respeto, por  ser ella, la madre de tus entrañas».

 —Afektua, otra vez el mismo sueño novelesco, se ve que me creo toda una aventurera!  Tendría que probar suerte de verdad, ¡total que puedo perder! Ya me han sido solucionadas las pistas por la providencia, y qué mejor ocasión que un día trece, cómo el de mañana para acabar de leer la inscripción, no habrá. Mejor dicho, para averiguar de una vez el secreto. Dicen que tanto las pesadillas como los sueños, se cumplen al pie de la letra los días doce más uno.  Justo a mi me faltan unas letras por leer. ¿Quieres leerlas conmigo? O mejor las lees tú por mí, dudo que los antiguos supieran cincelar braille. ¿Me oyes amor?
—Claro que si mi vida, tan solo es que me parece envidiable el buen humor con el que te levantas por las mañanas. 






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LEYENDAS DE HOY






      Demasiados zuritos y copas de chacolí, ya no tengo veinte años.
―Hoy tocaba Joango, durante la conferencia hemos removido historias del pasado que mejor hubiera sido callar.
― Seguro que tienes razón Eneko, pero me pesaban las apelaciones de los muertos, necesitaba darles un sentido a su ausencia, este es un pueblo fuerte, que perdona pronto, pero no olvida, simplemente aprende a convivir con el dolor.
―Quizás sea verdad lo que dices, pero no olvides tú tampoco que en muchas ocasiones nosotros hemos sido nuestro peores enemigos. No es bueno mirar atrás cuando aún hay persona con vida involucradas en el no tan lejano conflicto. Incluso con anterioridad al nacionalismo desatado, hubo quien fue asesinado por apoyar la Segunda República, antes y durante la Guerra Civil Española. Con ello pienso que nuestro país se rindió al nacionalismo de otros.
―¡Dejémonos de política! Somos puros como nuestra ancestral lengua y, no importa nada más. Euskal Herria es única y por lo tanto sus gentes también. Celebremos que estamos juntos, hace meses que no habíamos podido reunirnos, acabemos la noche con otro chacolí y un par de pintxos, mi estomago los pide. Siempre que vuelvo al pueblo se me abre el apetito, en todos los sentidos. Me he fijado hace  rato, que esa pelirroja de ahí no nos quita ojo. Pero creo que en esta ocasión tú eres  su objetivo. Tendré que cederte el honor de la conquista Eneko.
―¡Hola guapo! Nunca te había visto por aquí. Aunque hace pocos meses  que vivo por estos lares.
―Suerte la mía pues, al habernos encontrado.
―¿Tú crees? Te aseguro que puedo ser una chica muy mala.
― ¿Y eso, por qué, sin motivación alguna?
―Soy descendiente del terrateniente más duro que jamás vio esta demarcación  y una belleza mitológica, ¿puede haber mejor razón?
― La verdad, es que no. Lástima que antes oyera de refilón, durante la tertulia, que eres la nueva maestra de Euskera. ¡Quizás podrías darme clases de repaso!
―¿De qué?
―De lo que tú quieras.
―¡No te hacia tan atrevido, señor historiador! Mira que ser dos hermanos y dedicaros a la misma profesión. Con lo poco que me gusta a mi recordar ciertas cosas, y encima venís aquí a darnos lecciones de gratis.
Lesaka es el pueblo de mis antepasados, prometí honrarlo y volver a él, por lo menos una vez al año. Cuando era pequeño veníamos a rendir culto a la tierra y el caserío que nos otorgó  el principal de nuestros cuatro apellidos. Si, con cuatro basta o eso leí en El libro de los nobles linajes. Prefiero las comodidades de Vitoria–Gasteiz, al medio rural, es una capital que en ninguna medida resulta estresante.
―¡Vamos pues a conocer la guarida de los Azpilicueta y los grandes secretos de su linaje!
«El día para los del día, la noche para los de la noche»   
 ―Este es mi hogar familiar. No está muy lejos de la estación megalítica de Agiña. De niño me gustaba escapar allí , con mi hermano y nuestros amigos. Es un lugar genial para dejarse llevar por los mitos y leyendas de  Euskadi. Allí compartíamos nuestra creencia, o no,  en ellas. Supongo que tú si creerás, por lo que me has  dicho.

«La oscuridad no es buena aliada del miedo, yo lo sé bien, siento que me ahoga mi propio sueño, que no es tal, sino pura pesadilla. Estoy seguro de que el maldito Inguma ha vuelto a visitarme, durante esta noche. ¿Por qué olvidé recitar de nuevo la oración que me enseñó la amona? Quizás aún no sea demasiado tarde;  
         “Inguma,henauk hire bildur,
Jinkoa eta Andre Maria
Artzentiak lagun;
Zeruan izar,Iurrean velar,
Kostan hare,
Hek guztiak kondatu arte
Echaidela nereganat ager.”
Cada vez que duermo entre estas paredes mis temores vuelven a visitarme. Preferiría no tener  que enfrentarme a estas escapadas anuales, a este lugar. Sin quererlo me sume en una serie de pensamientos irracionales, que me hacen llegar a recrear hechos totalmente imposibles. Hoy por ejemplo oí como nombraban mi nombre repetidas veces ―¡Joango, Joango, Joango!―. No podría decir si la voz provenía de mis sueños o no, pero la imagen que le sucedió era espeluznante. Vi claramente unas patas de oca, cuyo cuerpo no les correspondía. Un charco de sangre, que brotaba de un bulto indefinible, aunque no entiendo por qué, me resultaba familiar. De pronto distinguí el brillo del cabello rojizo de aquella chica y, sin quererlo me acordé de la belleza que había acompañado hacía apenas una hora antes a mi hermano Eneko a la habitación contigua a la mía. Fue entonces cuando note la opresión con mayor fuerza en mi cuello.
Ahora no tengo excusa, tengo que actuar como el valiente hermano mayor y, asegurarme de que todo marcha bien. Sin duda no duermen. Voy a acercarme despacio a la puerta y pegare la oreja, a ver que oigo».
―Parece ser que te gusta mi pelo, pero no tires tanto, no es una trenza de montura. Eso sí, cabálgame rápido. Siento que pronto vamos a sumirnos en el éxtasis―.
«¡Qué exigencia! Yo con tanto gritar, no atinaba ni  una, y menos esta noche.»
―Tranquila que allá va, ¡ Aaaa, aaaa, qué intenso!―.
«Eso es pasarlo bien en el pueblo y, lo demás son tonterías.»
―¿Qué haces? ¡No me muerdas tan fuerte, me haces daño!―.
«Eneko se percibe entre asustado y excitado. Pero yo comienzo a estar preocupado. ¿Qué hago entro o no? ¡Maldita sea!»
―Perdonad que os moleste, ¡aunque, ya está bien de juegos por esta noche!
―¿Tienes miedo? Yo que creía que a ti igual también te apetecía un repaso.
―Gracias, pero no creo que sea lo más correcto.
―Otra vez dando lecciones de moralidad, cuando ni siquiera me habéis preguntado mi nombre. ¡Ah! Por cierto, me llamo Lamia, y no por las legendarias sirenas de la cultura vasca, sino por la princesa de Libia, la primera vampira de la historia.  


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martes, 27 de noviembre de 2018

MININAS.



 Siete más siete son catorce. Esas son las vidas que han salvado mis gatos, con tan solo su fija mirada parda.
No saben esconder su implícita curiosidad, para ellos es normal vigilar a los vecinos. Los días grises no salen, las nubes los castigan, porque yo soy incapaz de negarles nada. Hasta su comida es mejor que la mía. ¡Así de avispados están mis mininos!

Marta, pelo cano, caminar lento, gafas de culo de baso, sin ofender. Un miércoles cualquiera salió a hacer la compra, café, detergente y una revista para entretenerse. La soledad es muy mala por las noches.
Caminaba por la cera, paso junto a nuestra puerta y, Txiky salió a saludarla. Le gusta restregarse por las piernas de quien le cae bien. Los tres segundos que duraron las caricias a modo de saludo hacia mi gatita , la mayor, la libraron de ser atropellada por un coche, cuyo conductor iba pasado de copas. Consecuencia, el empotramiento de su vehículo en el escaparate de la tienda para todo del barrio, a tan solo quince metros de ellas dos.

Rubén, Sara y Pablo forman una de las familias más bonitas del barrio, a mi parecer. El año pasado Sara que es de gustos muy vintage, se empeño en usar un brasero, bajo mesa camilla, para calentarse durante los torneos de Play. Compartir afición, vicio, con el marido y el hijo debe ser lo mejor. La falta de costumbre a la hora de utilizar tales antiguallas, aunque modernizadas, la llevo a pasarse con la carga de carbón vegetal y acabaron todos amodorrados, casi inconscientes, pero con ganas de vomitar.
Lunes es una buena exploradora, con un potente olfato, yo diría que más desarrollado de lo normal, supongo que la juventud también la ayuda a estar en plena forma, en estos menesteres.
Le tocaba aquel día pasear por las terrazas del gran edifico de la esquina, justo en el ático, la ventana de la cocina tenía una leve apertura, lo suficientemente amplia para que una gata escurridiza como ella pueda entrar. Le encanta la sardina a la brasa que prepara mi madre en el chalet, y, allá que fue. Sardinas no habían, pero un aroma conocido tal vez. Paso de una habitación a otra buscando no sabia que. De repente encontró a los tres miembros del club del video juego, echados en el suelo, el sofá y junto la mesita del teléfono. El salón parecía un campo de heridos, sin lesión alguna. Eligio a Pablo como su primera opción  de entretenimiento, ya que al parecer allí no iba a comer. Es lógico buscara la compañía de un niño. Le atuso el pelo y lamio la cara, espabilándolo con su acción, este reacciono y tuvo conciencia el tiempo suficiente para poder marcar el 112, sus padres lo habían  aleccionado muy bien. Hay que estar espabilado para todo, le dice continuamente Rubén, su padre.

Germán es mi vecino preferido, me encanta verlo llegar del gimnasio, con el pelo mojado y, esa preciosa sonrisa suya, que casi te hace olvidar sus perfectos músculos. ¡Lo que daría por hacer ejercicio del bueno con él!
Txiky parece que intuye mi interés por este y, a veces creo que busca engatusarlo, pero no sé si por ella o por mí. Lástima que tenga novias, amigas con derecho a roce o si novias, no habéis escuchado mal. Tres para ser exacta, por eso yo no pierdo la esperanza de ser la cuarta y más importante en su vida. La química se nota sobradamente cuando hablamos en el rellano de cosas diarias o tomamos café, los viernes por la tarde en su casa, durante la sesión del club de lectura de la calle Atalaya. Solo somos dos miembros de momento, pero justamente por eso lo disfruto infinito, no hay nada que me guste más que leer, aparte de estar con. Es difícil encontrar a un hombre tan guapo e inteligente y, encima Germán sabe hacerse el interesante muy bien. Conmigo parece que juegue, de algún modo, al ratón y al gato. No dejo que me cuente nada sobre sus amoríos, porque pasaría a ser la típica confidente, exenta de polvos y, precisamente es lo último que yo deseo, porque deseo tengo para parar un tren. ¡Qué os voy a contar de las gatas en celo!
La pasada noche vieja Germán salió a celebrar el fin de año, una discoteca, con cena concertada en un restaurante céntrico, y barra libre después de las doce, cuando ya estas lleno de comida y bebida para reventar, pero siempre hay algún imbécil, perdón , digo valiente, que no hace más que tomar y tomar. No iba solo, algunos amigos lo imitaron y, su complaciente trió lo acompañaban también, las hay liberales y bisexuales, qué a más tocan y, la verdad hacen bien. ¡Ojala no fuera yo tan etero!
Los cuatro juntitos llegaron bastante afectados de madrugada, por lo visto la noche había sido muy interesante. ¡Qué envidia, y yo solita en casa! Sus reflejos no estaban para sustos, pero bien gordo que se lo llevaron. Apenas habían acabado de salir del taxi, cuando un atracador, disfrazado de payaso se les acerco con una pistola en la mano. Una de las chicas de Germán supo reconocer de inmediato que no era un juego, pues claramente el arma era de verdad, su condición de policía  local, la hacía entendida en el tema. Así pues sugirió que obedecieran al delincuente, sin necesidad por parte de este, de tomarse la molestia de dar ninguna orden. Solo pidio y con voz más baja que alta, que le entregaran todos sus objetos de valor.
Mi chico buenorro no podía conformarse ante tal agresión a su hombría y mientras sus acompañantes se despojaban de joyas y abrigos, él iba maquinando un plan. Pero su amor gatuno, mi Txiky acudió al rescate, junto a su fiel compañera Lunes, cual dos heroínas de película.
¡ Zas,zas,zas! Arañaron cuanto pudieron del atracador payaso las gatas, tras haber saltado desde la escalera colgante, prevista para los incendios. El pobre sinvergüenza se asusto tanto que soltó la arma sin querer, hecho que la chica policía, bien entrenada, aprovecho para reducirlo con dos golpes certeros y, luego colocarle las esposas, que hacia tan solo unas horas había utilizado para su propio placer.

Habréis adivinado que en este barrio nos van mucho los clubs. ¡Pues sí, la verdad! Tenemos uno de natación contra corriente, que fue inaugurado el día en que casi me quedo vacía en la vida, pues sin ellas dos, todo me sabría muy amargo.
Escenario la vega del rio del pueblo, protagonistas un niña sin educación alguna y, menos respeto por los animales aun, y mis dos mininas. La junta de vecinos había organizado una excursión, para ver si así todos éramos capaces durante un día de olvidarnos de los móviles, los ordenadores, las video consolas y de mas aparatos tecnológicos.
Recién acababa de dejar la bici apoyada en un árbol, Lunes y Txiky iba en la parte trasera, metidas en su cómodo traspontín, las deje sobre tierra primero que nada y me dirigí, por unos breves minutos, a hablar con el encargado de actividades, para ver en que podíamos ayudar. Mis gatas son muy artistas, yo diría que hasta saben cantar y bailar, pero puede ser que sea amor de madre adoptiva.
En eso que la traviesa, digo eso por no faltar, de Susanita cogió el trasportín y marcho de paseo, con complejo de caperucita o vete tú a saber de qué. Muy curiosa ella quiso saber qué tipo de viaje, podrían correr las pobres bestiecillas, metidas en aquella posible embarcación, si la colocaba sobre el tablero de madera que acababa de ver flotando sobre la orilla del el rio. Y más ancha que larga que larga deposito el trasportín sobre la madera flotante y, la empujo con toda su fuerza, para que comenzara la improvisada aventura. Los pobres animalillos notaron la sacudida de la corriente de inmediato y se pusieron a maullar desesperadamente. Todo fue tan rápido, que no podía creer lo que estaba pasando, corrí desesperada hacia la sección del rio donde se encontraban, pero su marcha era tan veloz, pensé que nunca las alcanzaría. Justo al pasar por delante de un tronco saliente que comunicaba con tierra la puertecilla de la ahogante jaula, se abrió, tras la maña de Txiky con sus uñas, no era lo primera vez que lo hacía, aunque si la única en que me puse contenta. Mis mininas saltaron rápidamente al troco y de allí corrieron hacia mí. Jamás había sentido sus poco intencionados arañazos tan gustosamente.
Pardas y blancas, Txiky con toques negros de madurez, la que les ayudo a saberles la vida, la experiencia, el saberse en riesgo. Lunes sabia por seguir a su hermana mayor. Nunca me he sentido tan orgullosa y preocupada, ni si quiera por mí misma. No solo salvaron otras vidas, sino también las suyas. Como dije quince en total, ¿o no dije catorce? Pero es que la mía, día a día también cuenta.         




sábado, 17 de noviembre de 2018

ESCARNIO 1




Aún recuerdo lo que sentí la primera vez, la sangre me bullía, pidiendo la visión de su semejante ante mis ojos. Fue muy fácil, quizás demasiado, es como una pasión que te lleva a pecar una y otra vez. Cada día la deseo más, cuando no la perpetuo pienso en ella. Evocó su femenino nombre.
 Aunque todos la teman, yo pienso seguir a su servicio, no en vano me eligió entre muchos.  Muy a menudo venía a visitarme por las noches, colocando sobre mi cuerpo su mejor arma, la que le da el poder. Ella es la única digna de decidir quién queda y quién se va. Pero yo estoy aquí para ayudarla. Sus lecciones, susurradas, incluso a veces en sueños, son las que me sirvieron de inspiración, junto a su afilada "lengua," para mis ofrendas hacía su ser. El más supremo.
Doy gracias por haber encontrado a  mis espaldas  a unos cómplices, para que ella y yo podamos deshacernos del fruto de nuestros pecados. Mi viejo oficio me hace maestro a la hora de desmembrarlo, dividirlo, en las oportunas porciones, que mí poco lucida y avara vecina, convierte en alimento para otros desgraciados. Unas pocas  monedas bastan para acallar su conciencia, junto a la de su marido, el enterrador del cercano cementerio de San Martín,que se encarga de dar sepultura a los despojos sobrantes de nuestro escarnio.
Pero es cuestión de tiempo que todo se sepa, nuestro delito es demasiado sublime, a la vez que grave. Lleva implícita la búsqueda por parte de huérfanos, viudas y padres, de  los que ya no están con ellos. Entonces habrá quien me acuse de demente. Aunque yo prefiero que se me recuerde como el barbero asesino del Cap i Casal, el verdadero amante  de la muerte.  






     
 Permitidme, si hacéis el favor, que justifique mi relato antes de vuestras críticas constructivas. Desde un primer momento quise que mi personaje masculino fuera una persona con problemas psíquicos, un perturbado, un asesino y, que transmitiera en su monólogo su inconsciente locura. En eso que recordé una historia verdadera que había leído  a principios de mes. Transcurre en el Cap i Casal o sea Valencia, a principios del siglo XIX,está documentada en el dietario de Pablo Carsí y Gil, “Cosas particulares, usos y costumbres de la ciudad de Valencia, 1800-1873”, y que fue dada a conocer por Rafael Solaz Albert en su libro “La Valencia del más allá”. Los hechos acaecidos no son otros que la misma trama que se cuenta en la leyenda del barbero diabólico de la calle Fleet de  Londres, que inspiró el argumento de la famosa película de Johnny Depp, sobre la supuesta vida de Sweeney Todd. Que nunca se demostró que existiera. En cambio sí hay testimonios de la presencia de un barbero diabólico en  la Calle Manyas,  está situada  en las cercanías del antiguo y desaparecido cementerio de san Martín,que perpetró ese tipo de asesinatos, con el apoyo de su cómplice.Una carnicera muy afanosa, que embutió y cocinaba  todo tipo de carnes frescas, en su local abierto casi durante  las veinticuatro horas del día.


martes, 6 de noviembre de 2018

ÉXIT/O



   
Ángel nació con las metas muy claras, ser un payaso en escena, un extremado dramaturgo ante sus debilidades y seguir un guión durante toda su vida. Todo cuanto hiciera falta para llamar la atención. Para eso se sentía un ser especial, tocado por las musas de las artes. No solo sabía hablar con su faz, también sus manos interpretaban. 

Nada era suficiente para él, ni su nombre,  ni su lugar de origen, ni las mujeres que pasaban por su vida. Solo una le valió la pena, el tiempo suficiente para perpetuar su ADN, ese que debía ser tan valioso como su existencia. El producto de su locura pasajera, una niña , una hija, en la que frustrar sus imperfecciones y corregir sus fracasos.

 Optó por cambiar las denominaciones que no le gustaban. Marchó y comenzó de nuevo, eso sí, sin olvidar que era padre. Pero sus recuerdos lo perseguían, confesandole que su fama no había durado ni un segundo, a pesar de tanto vivido y echado en cara. Descaro no le faltaba, era otra forma de hacerse de notar. De  intentar sobresalir, ante los que no creía importantes, que eran la gran mayoría, pero no todos. Y nadie te admira, si tú no lo valoras. Tal vez ese era su mayor problema.

Una vez más se abrió el telón, y Ángel, antes Vicente, no sabía si hacer reír o reírse de cuantos lo miraban. La verdad, aquello tenía  pinta de acabar en drama. La función, un monólogo, su especialidad, no hacía nada mejor que escucharse a sí mismo:

_ " Soy Ángel  y toco como los ángeles.
¿ Y qué sé tocar ? Varios instrumentos,
mujeres guapas y el cielo, con mis dedos mágicos.
Hablo cuatro o cinco idiomas diferentes,
ya he perdido la cuenta de cuantos,
porque he vivido en muchos países.
Ya soy tan internacional como la paella,
que en verdad es tan valenciana como yo.
Podría  hablarles de muchas cosas,
pero la verdad, no encuentro mejor tema que yo."


 Él que se las daba de generoso y sabio, solo sabía  desafinar ante la vida. Gritar incoherencias, sobre actuadas. Soñar con que era mejor, mucho mejor de lo que era en realidad,  por eso sigue siendo solo un personaje en busca de una salida, que le lleve al éxito.


sábado, 3 de noviembre de 2018

EL PAPER DE XÁTIVA


Doy gracias al profeta por permitirme ser liviano y dado a los placeres terrenales, que no me hacen desear ni paraísos, ni cuarenta vírgenes en el más allá.  Mis dones van desde la palabra hasta la complacencia, nadie como yo para saber apreciar las artes del buen vivir.
No hay mujer que se me resista, con caricias, versos o besos, las hago derretir. Nunca negaré lo obvio, pero servidor más fiel tampoco lo encontraréis, en cuánto tengo encomienda, para mi otra  labor ya no hay. Ahora he de leer las ordenes de mi rey.
Todas las misivas de mi señor Lope vinieron, vienen, van y vendrán escritas en el más exquisito papel, hasta los reyes cristianos quedan sin quererlo atrapados, en el tacto de aquel mensaje, que tal vez y, según para quien, no puede resultar nada suave. Dicho esto, solo puedo añadir la historia de este maravilloso utensilio, que se porque un poeta como yo, no posee alma efímera, y sabe perdurar en el tiempo. Como así sea alabada y glorificada la memoria de mi Rey Lobo, poseedor de esta ciudad.
Paper es la palabra que nombra la hoja delgada que se hace con pasta de fibras vegetales.
Este nombre procede del latín papyrus que es la traducción griego papyros y que a su vez proviene de los jeroglíficos egipcios  PPR (Perteneciente al faraón) que llega al las polis griegas con los mismos símbolos  aunque en forma de hierograma, significando  letra sagrada.
Por lo tanto paper fue antes que papel y, curiosamente, así se refleja en el idioma anglosajón, que copió la palabra del catalán, gracias a la ciudad valenciana de Xátiva  que fue quién  introdujo el papel en Europa, allí se comenzó a fabricar en 1071 con paja de arroz y grasas animales. Una forma mejorada de manufacturacion, tras haber heredado el saber de ciudades como Bagdad, El Cairo y Fez, que guardaban las mismas raíces islámicas que Xátiva en aquella época, pero estas le robaran el invento a la China, después  ser desvelados sus secretos tras la batalla de Samarkanda.
Y con estas palabras termino mi labor, enseñar al que no sabe, ha sido mi misión en esta ocasión.  Mi señor así me lo ordenó. Mi lobo deja huella, desplegando su estrella en papel xátivi.




NOVIEMBRE






De color calabaza se viste Noviembre, con hojas caídas y muerte vestida de recuerdos. Todos los años lo mismo, la tradicional visita al cementerio. Flores para los nuestros, limpieza de lápidas y lágrimas en nuestros ojos. Reencuentro con vivos y ancestros, en un camposanto de alineados cipreses.

Mi madre reniega de las costumbres yanquis, que nos están invadiendo, las encuentra de muy mal gusto. Prefiere a la Santísima Santa Muerte, la niña blanca, esa que es adora en México.

Su amiga Marta es ciudadana del mundo, pero nació en la tierra mexica. Ella le contó que la tradición de tal culto vino transmitida de boca en boca. De siglo a siglo. Entre las diferentes culturas, que se iban sucediendo.

Primero fueron Los Mayas con su dios Ah Puch, rey de Xibalbá, el inframundo. Desaparecidos estos ocuparon su lugar los Aztecas con Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl dioses con género de la muerte, que dominaban la oscuridad del Reino de esta, Mictlán. Pero todo culto a esqueletos se tuvo que silenciar por el momento, cuando llegó el virreinato de España y su Santa Inquisición. Aunque el secreto nunca callado del todo seguía existiendo en la memoria colectiva de los indígenas. Hasta un día en que la Santísima Santa Muerte se reveló, mostrándose en su forma, en una choza del poblado de Catemaco. Tras lo cual su espíritu voló a todos lados para no esconderse de quien realmente la ama. Los cristianos de antiguo la tacharon de aparición satánica, pero su culto prevalece y aumenta para bien y para mal. Ella no juzga a quien la sigue, busca adeptos y nada más.

La muerte forma parte de la vida, y allí se colocan altares en las casas, con retratos, flores y la comidas preferidas de los difuntos que son honrados, en el que fue su hogar, o ante los seres que les guarda recuerdo. Eso me transporta junto a Coco. Sí, la anciana de la película, ¡cuánto lloré viéndola! Pero me encantó, sobre todo la parte que copio para cantarle a los míos, a los que ya no están:

" Ay, de mi llorona
Llorona de azul celeste
Y aunque la vida me cueste llorona
No dejaré de quererte
Me subí al pino más alto llorona
Haber si te divisaba
Como el pino era tierno llorona
Al verme llorar, lloraba
La pena y la que no es pena llorona
Todo es pena para mi
Ayer lloraba por verte llorona
Hoy lloro por que te vi
Ay de mi llorona, llorona
Llorona de azul celeste
Ay de mi llorona, llorona
Llorona de azul celeste″
Y aunque la vida me cueste llorona
No dejaré de querer
Ay ay ay ay" 

¡ Padre cuánto te echo de menos!

#zenda  #mexico #día de muertos.

miércoles, 24 de octubre de 2018

ARGUMENTOS



Tecleo sin cesar, palabras, que brotan de mi mente, incesantes, caprichosas, como un torrente inagotable, difícil de dominar.

El protagonista habla a través de mis dedos, ellos le ponen voz a sus pensamientos. Es un personaje oscuro, de los que esconde mucho más  de lo que se debe. Se cree con derecho a dominar los acontecimientos y, no sabe que los hechos son según el nudo y no obedecen a su voluntad, ni siquiera a la mía.

Su compañera en la escena me tiene encandilado. Velo por ella  a cada momento. Quizás la cree con parte de mis ensueños y por ello no acaba de resultar creíble. Es una criatura tan sumamente deliciosa que él la codicia cada vez más.

Me resulta difícil introducir otros personajes, ellos tienen tanto de qué hablar, sitios por recorrer y golpes que esquivar, que debería dejar que se cubrieran de caricias. Para ser sincero les tengo envidia, son seres más reales que yo misma, que ya no concibo mi existencia sin ellos.

Se conocieron de forma extraña, él acababa de despedir, para siempre,  a su por aquel entonces pareja y ella no tardo ni cinco minutos en aparecer delante suyo. En aquel muelle del puerto. Llevaba un lienzo, acuarelas y pinceles en su ridículamente pequeño bolso, todo sobresalía y parecía caer. Su mirada se perdía en el mar, como buscando una imagen idílica que inmortalizar. No tan lejos se divisaba el barco, ese en el que se suponía que marchaba la única que podría ser su rival, en un futuro junto al hombre que la observaba en aquel mismo momento. Él no pudo evitar encontrar inadecuado y reprochable el tamaño de aquel bolso, no le gustan las cosas que no casan, es purista de la perfección. Pero no tardo en subir la mirada hacia la mujer que lo sostenía. Sin duda ella sí estaba modelada con el máximo esmero. Lástima que su corazón aún tuviera que guardar un tiempo de luto, no se puede matar el amor sin más.

Buscando un escenario para la trama vivida por mi protagonista, fui a parar a un antiguo convento, hoy convertido en lugar de culto al ocio. No había mejor lugar para empezar un final.

Ellos por su parte tras su primer lienzo en blanco, tomaron una café detrás de otros. Los días pasaron, también los meses, y las tazas se convirtieron en copas de vino, durante sus cenas, sus almuerzos y escapadas.

 Mi soñada Estefanía daba color a la extraña relación, con su forma de ser, y sus pinceles. Guillermo, mi álter ego, la trataba como a uno de sus bellos y originales cuadros, acompañándola de lejos, sin atreverse a tocarla, por el gran valor que quizás  él le otorgaba. Ella era una verdadera artista, disfrazada de fragilidad y dependencia. Cosa que él aprovechaba para sumirla cada vez más en su mundo. Tan solo existía un problema, y este era el de siempre, su rara forma de obtener realmente placer. No le quedaba más remedio que encontrar aquel día y en aquella exposición, en la antigua capilla, al tercer miembro de su particular visión, pues su lujuria lo pedía a gritos.

Hubiera dado lo que fuera por poder ser yo, irónicamente, en carne hueso, el nuevo y necesario personaje, ¿o tal vez lo estaba creando para sentirme él? Daba lo mismo.

El desenlace estaba apuntó de llegar. Guillermo estaba casi seguro de que Estefanía, cedería a sus peticiones, aunque no hubiera oído nunca la palabra mixocopia, ni supiera su significado, ni sentido...era lo que había, si pretendía seguir con él.

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LIRABELGEMA


jueves, 11 de octubre de 2018

LAS CAIDAS






Soñando con la caída           
Todo podía llegar a ser       
Desintegrándose sin ver
 Más allá, la  misma ida.       

Ríen  su  tonto  destino
Lloran y no saben ¿por qué?
Cumplen su  porqué
Allá van sin más  atino.

Inocentes de  la culpa
Aceptan el mal castigo
Se rinden por un contigo
Esclavas de la estampa.

Mueren sin llegar otoño
El motivo es valiente
Resulta poco pedante
Ellas ya no son retoño.

Pero llamémoslas hojas
Es su nombre, tal vez
olvidaron la fea vejez
Presas de ramas con rejas.

Sólo buscan ser pisadas
Amarillentas muestras
Ocres, vencidas, deseosas
Como unas tiernas  piedras.

Bien halladas las caídas
Mueren de puro contento
Manteniendo todo lento
Cuándo otras, si fracasan.



__#otoño_________#zenda ______________ LIRABELGEMA.

lunes, 3 de septiembre de 2018

EL TXATO Y YO.

Mucho bulo es lo que hay, con que las bicicletas son para el verano, yo llevo rodando mis ruedas de Enero a Diciembre, prácticamente desde que salí de fábrica, allá por el ochenta y tres.
No sé ni los miles de Kilómetros que habremos hecho juntos el Txato y yo.
Nos vamos haciendo viejos a base de pedalear, él más, porque solo parece tener huesos y pellejo, ya le va quedando poca carne, de tanto trabajar y abstenerse  de los buenos alimentos, que aporten grasas. Mi aluminio aún está en buen estado, es 6061, de la mejor calidad. El Txato se preocupa anualmente de mis precisas renovaciones, no soy fácil de reparar,y, aunque el tiempo me fatigue, nunca me dí por retirada, el camino aún tiene bici en mí para rato.
Todas las mañanas tomamos la empinada cuesta de las liebres, para abrir boca. Cuando sus piernas se calientan y mis ruedas se dilatan por la fricción, llega el momento de cogėrselo en serio y elegir la carretera por la que seguir, hay tantas, como pueblos nos rodean, y las tengo todas más que vistas. A ambos nos gustaría cambiar el paseo, aunque sea por una vez, pisar asfalto nuevo, de otro terreno. ¡Vamos! Esto de ser del norte resulta muy oxidante, incluso empapante para mi conductor, luego los miembros se le resienten, como a mí mis tuercas. No estaría mal hacernos una gira hacia el Sur, pasando por : Zaragoza, Teruel, Valencia,  Alicante, Murcia,  Almería,  hasta Granada y de ahí a Sevilla. Sin prisas, ni tiempos, solos él y yo, como casi siempre . He sido yo más su compañera que su propia mujer, que lo abandonó al año de matrimonio, por no poder darle hijos, y encima me hacía a mi la culpable, decía que tanto ir en bici  dejaba tontos los testículos, ¡ Qué improperio de mujer! Bien que hizo en marcharse y dejarnos tranquilos.
Pero volviendo a Sevilla, de allí habría que volver, yo la ruta la tengo clara, pero el Txato no tanto, él quisiera pasar por la capital de capitales, Madrid, y a mí, la verdad, no me hace ninguna ilusión, porque yo iba para Madrileña, ¿ sabéis? En la tienda donde fuí puesta a la venta, dejó encargo hecho por mí un chulapo de Lavapiés, después de manosearme y hacerme   mil promesas,  nunca lo volví a ver. ¡ Malos rayos se le partan! Luego llegó el Txato convencido sin remedio, de que yo estaba hecha para él. ¡ Cuándo le da la acelerada, le da!   Pero bueno, yo me pasaría  por Extremadura, dicen que allí las vías son más como las de la antigua  Roma, y ya se sabe, esa sí, es la ciudad eterna.




domingo, 26 de agosto de 2018

ALMOHADAS




Según su propia teoría, las almohadas fueron  un  invento de aquellos fanáticos defensores de la unidad,  que tras su austeridad, necesitaban reclinar sus cabezas en algo que les recordara al paraíso prometido.

Su  imposicion de la  pureza de fe, no era otra cosa, que una auténtica pesadilla para el resto. Mientras ellos iban ganandoles sus territorios, sus sueños se cumplian, manteniendo sus ideales sobre cada vez más  mullidas almohadas, que al final fueron la causa de su propia perdición.

Lo que no sabían era que, al cruzar el  extrecho con sus barcos, se estaban acercando a un paraíso terrenal, que acaba por corrompernos a todos. Nadie dijó que la belleza no fuera hermana de la relajada desidia.

Hay batallas que no se celebran en el campo de combate, y ese fue su caso. Llegó a aborrecer tanto a esos hijos de cabreros del lejano sur, que no pudo soportar vivir ni un solo día bajo su mandato. No quiso probar  sus  almohadas,  decidió acabar con su vida de ensueño. Ofreciendose una vez más  al desenfreno del sentir, fuerte y intensamente, el placer terrenal. Esta vez probó  a ser halcon  que vigila en lo alto, y acabo precipitandose, para destrozar a zarpazos sus comodos cojines.

viernes, 10 de agosto de 2018

UNO DE LOS PADRES DE LA PEPA



Hoy es diez de agosto, y calor arrecia. Lo que contribuye a dejar mis pensamientos claros. Me dispongo a rezar mis oraciones, para así agradecerle a Dios, mi señor, que cumplo un año más en mi vida. Estoy muy orgulloso de ser setabense, Xátiva, no es una ciudad cualquiera, lleva impresas en sus calles tantas huellas como culturas han pasado por ella. Este es uno de mis lugares predilectos para la reflexión, cuando puedo escaparme de la capital española. La orden de los Dominicos siempre sobresalió por su tenacidad en el estudio y la difusión del saber, creedme pues, no hay nada mejor que meditar y valorar lo aprendido.
 Más veces de las que recuerdo habré acudido a estos muros conventuales, para madurar mis decisiones, el mundo a veces, no es lo que parece. Yo tuve una fina venda en mis ojos, durante muchos años, solo vivía para Dios y, este me recordó que mi labor era proteger a los hombres de ellos mismos, de los seres que se creen superiores a los demás y los sumen en la necesidad y la ignorancia, para que así no puedan protestar. Mi incursión en el mundo de la política fue mucho más atropellada de lo que hubiera deseado, un hombre piadoso como yo, necesita de la inspiración divina en cada faceta de su vida y, este arte de la disertación y el debate, en ocasiones me resulta excesivo. De todos modos doy gracias, por todo cuanto pudimos conseguir, con cada una de aquellas palabras, párrafos y artículos, tan necesarias para una nueva visión del futuro de nuestro país.  Cádiz siempre quedará en mi memoria, como la ciudad que acogió mi primer cónclave político, el más importante de mi vida, porque con el pretendíamos cambiar a mejor la vida de muchos otros.  Estoy seguro de san José como padre de Jesús nos guió para que proclamáramos nuestra primera construcción en el día de su onomástica. La Pepa y Cádiz, quedaron pues unidos y realzados en nuestra historia.
Esta vez, por desgracia, vengo a despedirme de mi ciudad, la que me vio nacer y que supó darme  las lecciones y el apoyo para ver más allá. Nuestra misión fracasó y ahora debo pagar con el exilió, nunca pensé que tendría que verme en eta situación, yo un hombre de Dios, con méritos y el testimonio a favor de mis obras, muchos más que aquellos llamados nobles y fieles súbditos. Mi pecado es ser mal visto, poco estimado por un rey de España, sí un rey, no mi rey, en absoluto.
Mi firma seguirá fuertemente estampada en nuestra Pepa, luciendo mi nombre Joaquín Lorenzo Villanueva, con el orgullo de ser un buen español. Aunque ahora deba derrotarme y huir hasta las empapadas riberas de la lejana Londres, que me espera, a pesar de que mi corazón queda aquí. Solo me queda el consuelo de mis letras, las que ahogan mis penas junto a la oración.

 

 


LIRABELGEMA

miércoles, 25 de julio de 2018

PRINCESA DEL MAR.





Llevo tiempo dejándome lamer
por las olas del mar.


Me creía isla inconquistable y
entonces llegaste
con la marea alta,
arrasando
propósitos de soledad.


Temí aceptar
este calor que siento
como nuestro,
gotas resbaladizas
de agosto sofocante.


La pasión
nunca fue mi fuerte.
Resulta ser  un asedio,
con demasiados asaltos y
pocas victorias.


Quizás por miedo
a lo intemporal.
Resistí los anuncios
del sempiterno destino.


Ahora  me creo una princesa
Qué se atreve
a hacerte saber
la suerte que tienes
de poder acariciar
mi piel dorada.
Sabedor
de los desvergonzados rizos
que caen
por mi espalda,
con cada uno
de mis deseos ocultos,
ondeando
sobre ellos.
Dibujando
la antesala a mi cintura,
que espera
tus hábiles  manos,
de guerrero experto,
en lances de sol y placeres.
Para comenzar
ese combate divino
de orgasmos
en la arena caliente,
que los inevitables
cánones establecidos mandan.


No pido amor
sino deseo.
Voy a dejarme
caer por tu pendiente.
Mientras el abrupto
jadear del silencio,
queda vacío,
por  los aullidos,
que exhalan esos,
estos cuerpos,
que aspiran
a parecer una onda
de espuma burbujeante,
sobresaliente,
en el agua salada,
por el atrevimiento,
revuelta, rebelde.